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miércoles, 1 de octubre de 2008

REFLEXIÓN, Charles Chaplin

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.




La vida es una obra de teatro que no permite ensayos
Por eso canta, ríe, baila, llora
y vive intensamente cada momento de tu vida...
Antes que el telón baje
y la obra termine sin aplausos…
¡Hey...hey...!! Sonríe...
mas no te escondas detrás de esa sonrisa...
Muestra aquello que eres, sin miedo.
Existen personas que sueñan con tu sonrisa,
así como yo...
¡Vive! ¡Intenta!
La vida no pasa de una tentativa.
¡Ama! por encima de todo,
ama a todo y a todos.
No cierres los ojos a la suciedad del mundo,
no ignores el hambre!
Olvida la bomba!
pero antes haz algo para combatirla,
aunque no te sientas capaz.
¡Busca!
Busca lo que hay de bueno en todo y en todos.
No hagas de los defectos una distancia
y sí, una aproximación.
¡Acepta!
La vida, las personas,
haz de ellas tu razón de vivir.
¡Entiende!
Entiende a las personas que piensan diferente a ti,
no las repruebes.
¡EH! Mira!
Mira a tu espalda...cuántos amigos!!
¿Ya hiciste a alguien feliz hoy?
¿O hiciste sufrir a alguien con tu egoísmo?
¡EH!! No corras...!!
¿Para qué tanta prisa?
Corre apenas dentro tuyo.
¡Sueña!
Pero no perjudiques a nadie
ni transformes tu sueño en fuga.
¡Cree..!! ¡Espera..!!
Siempre habrá una salida,
siempre brillará una estrella.
¡Llora! ¡Lucha!!
Haz aquello que te gusta,
siente lo que hay dentro de ti.
Oye...
escucha lo que las otras personas
tienen que decir,
es importante.
Sube...
haz de los obstáculos escalones
para aquello que quieres alcanzar.
Más no te olvides de aquellos
que no consiguieron subir
en la escalera de la vida.
¡Descubre...!
Descubre aquello que es bueno dentro de ti.
Procura por encima de todo ser gente,
yo también lo voy a intentar.
¡Hey..! Tú...!
Ahora ve en paz.
Yo quiero decirte que: "te adoro"...
simplemente porque existes.

Charles Chaplin,
EE.UU.

martes, 30 de septiembre de 2008

VERSOS SENCILLOS, José Martí

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Yo soy un hombre sincero
De donde crece la palma.
Y antes de morirme quiero
Echar mis versos del alma.

Yo vengo de todas partes,
Y hacia todas partes voy:
Arte soy entre las artes,
En los montes, monte soy.

Yo sé los nombres extraños
De las yerbas y las flores,
Y de mortales engaños,
Y de sublimes dolores.

Yo he visto en la noche oscura
Llover sobre mi cabeza
Los rayos de lumbre pura
De la divina belleza.

Alas nacer vi en los hombros
De las mujeres hermosas:
Y salir de los escombros
Volando las mariposas.

He visto vivir a un hombre
Con el puñal al costado,
Sin decir jamás el nombre
De aquella que lo ha matado.

Rápida, como un reflejo,
Dos veces vi el alma, dos:
Cuando murió el pobre viejo,
Cuando ella me dijo adiós.

Temblé una vez - en la reja,
A la entrada de la viña-
Cuando la bárbara abeja
Picó en la frente a mi niña.

Gocé una vez, de tal suerte
Que gocé cual nunca: cuando
La sentencia de mi muerte
Leyó el alcalde llorando.

Oigo un suspiro, a través
De las tierras y la mar,
Y no es un suspiro, es
Que mi hijo va a despertar.

Si dicen que del joyero
Tome la joya mejor,
Tomo a un amigo sincero
Y pongo a un lado el amor.

Yo he visto al águila herida
Volar al azul sereno,
Y morir en su guarida
La víbora del veneno.

Yo sé bien que cuando el mundo
Cede, lívido, al descanso,
Sobre el silencio profundo
Murmura el arroyo manso.

Yo he puesto la mano osada,
De horror y júbilo yerta,
Sobre la estrella apagada
Que cayó frente a mi puerta.

Oculto en mi pecho bravo
La pena que me lo hiere:
El hijo de un pueblo esclavo,
Vive por él, calla, y muere.

Todo es hermoso y constante,
Todo es música y razón,
Y todo, como el diamante,
Antes que luz es carbón.

Yo sé que el necio se entierra
Con gran lujo y con gran llanto,
Y que no hay fruta en la tierra
Como la del camposanto.

Callo, y entiendo, y me quito
La pompa del rimador:
Cuelgo de un árbol marchito
Mi muceta de doctor.

José Martí,
Cuba

lunes, 29 de septiembre de 2008

Acerca del texto: CRÍTICA AL "DECÁLOGO DEL PERFECTO CUENTISTA" de Silvina Bullrich,

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



El décalogo del perfecto cuentista de Horacio Quiroga cuestionado y refutado.

1. "Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chéjov- como en Dios mismo".
Horacio Quroga hace aqui una recomendación. Nadie nace sabiendo. Uno tiene que aprender y para él, los mejores maestros son los anteriormente citados. Recordemos que Quiroga es un hombre de comienzos de siglo.(1900). Silvina tiene razon al afirmar que "un escritor tiene la ambicion de volar". Pero Quiroga no se refiere a encadenarse a algo. Solo entiende al maestro como un hombre de su tiempo: el maestro es alguien que te da las bases. Ademas, uno no puede perder la humildad para aprender.

2. "Cree que tu arte es una cima inaccesible, no sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo".
Silvina B. cuestiona esta frase diciendo:"Nadie escribiría una línea si no pensara que tiene algo que decir distinto (y sin duda superior) de sus maestros." Esta es una posibilidad y depende del proposito de cada escritor. Sin embargo, no tiene nada que ver con la cita de Quiroga. Si vemos al arte como cima inaccesible, es entender que el arte es un todo de creatividad infinito. Luego, el no dice que lo alcances. El pide que lo domines sin fórmulas y sin metas. El escribir sin pensar en lograr algo esteticamente bello u horrendo.Es decir, que manejes esa creatividad de tal forma que no divagues, no te pierdas en las ideas...asi se domina el arte, dejandose fluir en el sin perder la esencia que se quiere transmitir.

3. "Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia".
Silvina teme que este mandamiento "contradiga y justifique a los anteriores" mostrando su inseguridad para afirmar algo. Quiroga solo pide que uno desarrolle la personalidad en libertad sin temor a ser influido por un literato mas fuerte (sea por admiracion). Al final exige paciencia para moldear la personalidad, es decir, tiempo y meditación.

4. "Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón".
Aqui Silvina B. cuestiona el triunfo y elogia la derrota. Sin embargo Quiroga aqui no elogia al triunfo sino al deseo. El deseo de escribir y el arte, ambos vividos como un sentimiento.

5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas".
Para Silvina este es el mandamiento mas importante. En mi concepto, esta es una recomendación válida. Sólo acotaría que García Marquez tambien le daba importancia a la forma de escribir del comienzo de la novela, porque ella le da el tono y la forma a toda la novela. He ahi, la importancia del comienzo tanto para el cuento como para la novela. Los finales del cuento tienen que ser contundentes, porque cierran un círculo.

6. "Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: 'desde el río soplaba un viento frío', no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarlas. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes".
Silvina apunta que "poniendo helado en vez de frío se evirtaría la rima que puede molestar al lector" Es cierto, que se puede poner helado o gelido y que ha estas alturas (siglo XXI) esa rima es cacofónica. Quizas en su tiempo fue la forma más bella y educada de decirlo (1910). Pero considero que Quiroga se refiere a que uno debe encontrar su estilo en su propia voz y no en la de los demás.

7. "No adjetives sin necesidad. Inútil serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él sólo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo".
Silvina B. aquí enumera ejemplos escritores que emplean adjetivos con creatividad (cita a Mallea, Maupassant, Borges, Poe) y resalta la necesidad de adjetivar. Pero ¿qué sucede cuando se da adjetivos a un sustantivo débil? Quiroga por eso pide precisión en el uso de las palabras y para eso se requiere rigurosidad en el uso del lenguaje.

8. "Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta aunque no lo sea".
Aqui Silvina comenta que: "Esta última frase sorprende en un escritor tan auténtico como Quiroga y debilita el consejo importante, quizá el más importante del Decálogo. Pues nadie puede discutir que no sea un acierto llevar el personaje y la anécdota firmemente hasta el final".
Pero claro que se puede discutir, porque uno le da giros a la historia como por ejemplo "la noche bocarriba de Cortazar" o el caso de Emma sanz de Borges. En ambas el personaje es llevado por un camino que el lector desconoce, porque el lector es llevado por otro rumbo hasta que se cierra el círculo. Por eso Quiroga no asevera porque se refiere a historias lineales donde lector y personaje siguen un mismo rumbo. Lo que si pide es que no se divague con el personaje, porque pierde al lector.

9. "No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino".
Silvina B.no discute este mandamiento por ser bastante claro pero afirma: "es casi inhumano escribir bajo una real y reciente emoción". En esto discrepo, mucha gente alivia su pena o su ira escribiendo en el momento. Es un recurso válido y lo considero muy propio del ser humano (he ahi su humanidad). En cuanto a Quiroga, el pide al momento de escribir concentración y en base al buen manejo del lenguaje plasmar el sentimiento en frases u oraciones. Y al hacerlo solo se llegará a la mitad del arte.

10. "No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento".
Silvina ante este mandamiento dice:"Hoy parece sorprendente que alguien pueda pensar en sus amigos al escribir:.." Y ese Hoy es clave. Porque esto fue escrito a comienzos del siglo pasado, y quizas los hombres de aquel tiempo le daban mas validez a caer bien a los demás que en expresar lo que realmente sentian o anhelaban.

Luego, Silvina comenta. "A lo largo de este Decálogo la palabra ingenuo ha acudido varias veces a mi mente y varias veces la he rechazado, pues la obra y la vida de Quiroga nada tienen de candorosas, son recias y brutalmente humanas, como lo es su muerte y lo son las muertes que jalonan su paso por la tierra. Pero hay que resignarse a admitir que un cierto candor se filtra en su Decálogo".
Sin embargo, no noto inseguridad en el decálogo. Porque mientras Quiroga afirma y argumenta, Silvina se contradice por momentos y denota su inseguridad.

Por último Silvina afirma: "Aunque a decir verdad en materia de consejo literario no ha sido superado el de Rainer María Rilke en Carta a un Joven Poeta: "Si puedes vivir sin escribir, no escribas".

Es una buena frase. Uno puede escribir de lo que sea por su necesidad de hacerlo. Otra cosa es publicar ese escrito. Por eso, para publicar algo, y sobretodo, una critica a un decálogo o cualquier otra forma de escritura se requiere rigurosidad, acuciosidad e ideas claras.

domingo, 28 de septiembre de 2008

CARTA A GLADYS BASAGOITIA, Rosina Valcárcel

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Gaviota: Me despertó el eco de tu voz
Tu franca misiva intensa y honda
La síntesis lúcida de tus avatares y desventuras
Los ciclos de la existencia en Italia
Tu salud herida Tu cuerpo vulnerable
Tu alma sensible Esa lánguida caída
Que vivimos las escritoras mujeres
Del llamado Tercer Mundo
Los amores invencibles Las ausencias
Los afectos platónicos Las amistades
Los recuerdos bajo el Puente y la Alameda
Cantando valses junto a César y Chabuca
Rodolfo y tú me llevaron al Negro Negro
Escuchamos blues y versos irreverentes
Entre sudores y chilcanos de pisco
¿Impedimos pisotear a la rosa y al jazmín?
Ese pensarnos laguna o manantial
Mariposas ambarinas sobre la tierra
Defendiendo a las mujeres carbonizadas
A las sin nombre A las presas
A Tomasa y Micaela A Juana y María
Nuestro ebrio sexo de orquídea hoy duerme
Nuestros fatigados pies desnudos
Hoy descansan a la orilla del abismo
Nuestras cabezas altivas resisten
Entre el alba dorada y el rocío
Hoy estamos quietas y apacibles
Sobre un barco oscuro
Sobre el mar Negro
Entonando un jazz que se ahoga

Rosina Valcárcel,
Lima



viernes, 26 de septiembre de 2008

ANTIDECÁLOGO DEL ESCRITOR, Jorge Luis Borges

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



En literatura es preciso evitar:

1. Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la misoginia de Don Juan, etc.
2. Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.
3. La costumbre de caracterizar a sus personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.
4. En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.
5. En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.
6. Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.
7. Las frases, las escenas intencionalmente ligadas a determinado lugar o a determinada época: o sea, el ambiente local.
8. La enumeración caótica.
9. Las metáforas en general, y en particular las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.
10. El antropomorfismo.
11. La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulises de Joyce y la Odisea de Homero.
12. Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.
13. Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
14. En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el psicoanálisis.
15. Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:
16. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.


Jorge Luis Borges,
Argentina

jueves, 25 de septiembre de 2008

CRÍTICA AL “DECÁLOGO DEL PERFECTO CUENTISTA” Silvina Bullrich

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.




1. “Cree en un maestro -Poe, Maupassant, Kipling, Chéjov- como en Dios mismo”. Cabe preguntarse hasta qué altura de la vida o de la obra supone Quiroga que debemos aceptar influencias extrañas y cuándo tenemos derechos a sentirnos maestros a nuestra vez, aunque sólo sea maestros de nosotros mismos. Ningún artista puede aceptar este consejo sin rebelarse un poco, pues su mayor ambición es volar con sus propias alas. Por otra parte ¿en qué maestro creyó Quiroga? Tengo la impresión de que en varios. Pues si bien sus cuentos misioneros acusan alguna influencia de Kipling o de Poe, en otros, como en “Los Perseguidos”, por ejemplo, vemos asomar a Maupassant, pero no al perfecto cuentista de “Bola de Sebo”, respetuoso del tiempo del lector, resuelto a captarse su simpatía y a despertar su emoción al mismo tiempo que su sorpresa, sino al de sus cuentos menores como “A Caballo”, “La Cama”, “El Loco”, etc.
2. “Cree que tu arte es una cima inaccesible, no sueñes en dominarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo”. Este segundo mandamiento no se presta a mayores comentarios, pues es una redundancia del primero, aunque menos admisible. Nadie escribiría una línea si no pensara que tiene algo que decir distinto (y sin duda superior) de sus maestros. Toda persona con personalidad se siente singular, cuanto más aquel que tiene vocación creadora. Por fuerte que sea el mandato interior de escribir, creo que todos terminaríamos por dominarlo si no supusiéramos que una página, una frase, puede aportar algo al panorama cultural del mundo, de nuestro país o de nuestra aldea.
3. “Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia”. Temo que este tercer mandamiento contradiga a los demás aunque al mismo tiempo los resume y los justifica. Aceptar la frase de Bufón, con una aligera variante, ya es señalar un rumbo acertado a los jóvenes cuentistas a quienes se dirige.
4. “Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón”. ¿Es acaso el triunfo lo más importante en una obra literaria? ¿No conocemos fracasos más gloriosos que muchos éxitos y no suele el escritor avergonzarse un poco de la popularidad cuando ésta se convierte (resultado inevitable) en un manoseo de su obra? Personalmente me gusta más la estrofa de Almafuerte “Pero yo también creo que la derrota - merece sus laureles y arcos triunfales – cualquier dolor que sea siempre rebota – sobre el alma futura de los mortales”. La vida de Quiroga fue toda entera una derrota y por eso su obra cobró fuerza y perdura.
Y ahora llegamos al quinto mandamiento, el único verdaderamente esencial a mi modo de ver para guiar a un joven cuentista:
5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas”. El factor sorpresivo del final suele ser el gran acierto de muchos cuentistas, entre los nuestros: Borges o Dalmiro Sáenz. Podríamos decir que los cuentos más perfectos son los que conducen al lector, en medio de una confortable desorientación, hacia el final previsto por el autor. Y he aquí, tal vez, la diferencia fundamental entre la técnica del cuento y la de la novela. El cuento no puede dejar el final librado al azar, por el contrario depende casi totalmente de él. La novela puede permitirse infinitas libertades, la de tener un desenlace equívoco, la de no tener ninguno, o dejarlo al gusto del lector e incluso la de ir tejiendo su final como el destino, ciegamente, al azar de su construcción. No me refiero por supuesto a la novela policial. Pero sigamos con el decálogo del perfecto cuentista.
6. “Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: ‘desde el río soplaba un viento frío’, no hay en lengua humana (en lengua castellana habrá querido decir) más palabras que las apuntadas para expresarlas. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes”. Quizá sea éste el más caprichoso y el más discutible de los mandamientos, pues no se tergiversaría mucho la realidad buscada poniendo “helado” en vez de frío y evitando así una rima que puede no molestar a Quiroga pero sí al lector, y acaso a los críticos. No me parece un exceso de severidad recomendar a los jóvenes que eviten este tipo de consonancias; no olvidemos que el hombre busca por su naturaleza el camino más fácil o que es preferible darle reglas rígidas aunque las tergiverse sin cometer pecados mortales, que darle leyes elásticas que son a la larga las culpables de los estilos desgreñados.
7. “No adjetives sin necesidad. Inútil serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él sólo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo”. El consejo es sano pero no infalible, hay estilos que descansan en gran parte sobre los adjetivos. El adjetivo imprevisto y contradictorio de Borges; el adjetivo casi siempre más fuerte que el sustantivo de la obra Mallea, el adjetivo humilde y exacto de Maupassant y el que ayuda en Poe a la obra de terror. Pues, ¿qué quiere decir exactamente la expresión: sin necesidad? La necesidad de adjetivar es privativa de cada escritor; sería como querer reglamentar la necesidad de usar dos adjetivos en vez de uno o hasta de determinar la necesidad de escribir en sí misma. Por otra parte, los consejos son más fáciles de dar que de seguir. Tomo al azar un cuento de Quiroga, “La Llama”, y leo un párrafo: “Berenice tuvo al día siguiente uno de sus extraños ataques y ante mis serios temores por esa sensibilidad profundamente enfermiza, la madre sacudió la cabeza”. En tres fases hay al menos dos adjetivos suprimibles: hubiéramos comprendido lo mismo, puesto que ya estábamos al tanto, que los ataques eran extraños sin agregar el adjetivo y que los temores eran serios.
8. “Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta aunque no lo sea”. Esta última frase sorprende en un escritor tan auténtico como Quiroga y debilita el consejo importante, quizá el más importante del Decálogo. Pues nadie puede discutir que no sea un acierto llevar el personaje y la anécdota firmemente hasta el final. Así el cuento es, en cierto modo más perfecto que la novela, pues no admite licencias. Por supuesto que estas recetas hacen del cuento un oficio más o menos fácil o difícil de aprender y que la misma libertad de la novela (como toda libertad), aumenta sus responsabilidades y obliga a buscar incesantemente un cauce que también incesantemente se pierde. Es más difícil perderse en un largo camino que en un camino corto.
9. “No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino”. No creo que quepa la discusión alrededor de este noveno mandamiento. Por otra parte es casi inhumano escribir bajo una real y reciente emoción. En esto la novela y el cuento se asemejan. Quizá sólo la poesía, la romántica, no la actual, pueda ser una excepción.
10. “No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida en el cuento”. Hoy parece sorprendente que alguien pueda pensar en sus amigos al escribir: el mundo es tan vasto y el escritor tan aislado, sus miras tan lejanas en el tiempo y en el espacio, que no creemos encontrar ninguna valla que nos impida seguir este consejo inseguro. A lo largo de este Decálogo la palabra ingenuo ha acudido varias veces a mi mente y varias veces la he rechazado, pues la obra y la vida de Quiroga nada tienen de candorosas, son recias y brutalmente humanas, como lo es su muerte y lo son las muertes que jalonan su paso por la tierra. Pero hay que resignarse a admitir que un cierto candor se filtra en su Decálogo. Quizá sea imposible querer encerrar al hombre en diez mandamientos sin sentir la imposibilidad (léase ingenuidad) de lograrlo. El hombre, cuentista o no, desborda los límites de las teorías rígidas.
A veces pienso que Quiroga miró demasiado la naturaleza y a fuerza de observar víboras, cocodrilos, invasiones de hormigas, esteros, selvas y tembladerales perdió la noción de grandeza infinita dentro de su infinita pequeñez que es el hombre.
Pero no debemos confundir al Quiroga cuentista con el autor relativamente feliz de este Decálogo donde, pese a mi actitud crítica, encuentro dos o tres consejos indispensables para todo cuentista. Aunque a decir verdad en materia de consejo literario no ha sido superado el de Rainer María Rilke en Carta a un Joven Poeta: “Si puedes vivir sin escribir, no escribas”. No se presta a discusión el hecho de que sólo una necesidad ineludible puede mantener preso a un hombre (empleo esta palabra genéricamente) buscando en sí mismo ideas huidizas que asoman apenas, torpemente, en su cerebro, e imprimirlas sobre un papel, signos de un alfabeto acaso indescifrable para quienes vendrán después de nosotros.

martes, 23 de septiembre de 2008

REPATRIARNOS, Cristina Castello

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Que hipocampos enamorados descuarticen el horror
Que bandadas de jacintos acuchillen la indiferencia
Que Orfeo guíe a Arcadia a libaneses y palestinos
Que Eurídice queme infiernos y funde la alegría
Que la paz se acune en partituras de Gounoud
Que huérfanos saciados impongan la justicia
Y sirocos enfurecidos asesinen la crueldad
Para donarnos con hambre de lluvia
Y repatriarnos en brumas de luz

Cristina Castello,
Argentina

lunes, 22 de septiembre de 2008

PENSAMIENTOS, Juan Gelman

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.




Soy de un país donde hace poco Carlos Molina
uruguayo anarquista y payador
fue detenido
en Bahía Blanca al sur del sur
frente al inmenso mar como se dice
fue detenido por la policía
Carlos Molina estaba
cantando hilando coplas
sobre el océano enorme los viajes
los monstruos del océano enorme
o coplas por ejemplo
sobre el caballo que se acuesta en la pampa
o sobre el cielo un suponer Carlos
Molina cantaba como siempre bellezas y dolores
cuando
de pronto el Che empezó a vivir a morir en su guitarra
y así
la policía lo detuvo
Soy de un país donde se llora por el Che o en todo caso
se canta por el Che y
algunos están contentos con su muerte
"vieron" dicen "estaba equivocado la cosa
no es así" dicen y cómo carajo será la cosa no lo dicen o
prefieren recitar viejos versículos o
indicar señalar aconsejar mientras
los demás callan
miran al aire con los ojos perdidos
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
Soy de un país donde costó creer que se moría y
muchos
un servidor entre otros
se consolaba así:
"pero si él dice no hay que
pelear hasta morir hay que
pelear hasta vencer entonces no está muerto"
otros lloraban demasiado como quien
ha perdido a su padre y yo creo
que él no es nuestro padre y
con todo respeto creo que
está mal llorarlo así
Soy de un país donde los enemigos no
pudieron depositar un solo insulto una sola
suciedad una sola pequeña porquería
sobre él y hasta algunos
lamentaron su muerte no
por bondad o
humanidad o piedad
sino porque esos viejos perros
o muertos con permiso sintieron por fin un enemigo que
valía la pena
que un rayo de peligro
entraba en escena y entonces
iban a poder morir en serio
a manos o a balas de verdad "y no
en brazos de esta especie de disolución
en que nos vamos disolviendo" como
dijo uno de grande apellido
Soy de un país donde sucedieron o suceden
todas estas cosas y aún otras
como traiciones y maldades en excesiva cantidad
y el pueblo sufre y está ciego y naides
lo defiende y sólo
el Che se puso de pie para eso
Pero
ahora
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
soy de un país complicadísimo
latinoeruocosmopoliurbano
criollojudipolacogalleguisitanoira
según dicen los textos y los textos que dicen
pues dicen y
como dicen
así será la historia pero yo
les aseguro que no es cierto
de este país de fantasía
se fue Guevara una mañana y
otra mañana volvió y siempre
ha de volver a este país aunque no sea
más que
para mirarnos un poco un gran poquito y
¿quién se habrá de aguantar?
¿quién habrá de aguantarle la mirada?
Pero
ahora nomás
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
Pregunto yo
¿quién habrá de aguantarle la mirada?
¿ustedes momias del partido comunista argentino?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes izquierdistas que sí que no?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes dueños de la verdad revelada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que miraron a China sin entender que
mirar a China en realidad
era mirar nuestro país?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes pequeñitos
teóricos del fuego por correo partidarios
de la violencia por teléfono o
del movimiento de masas metafísico?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes sacerdotes del foquismo y más nada?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes miembros del club
de grandes culos sentados en "lo real"?
ustedes lo dejaron caer
¿Ustedes los que escupen
sobre la vida sin
advertir que en realidad están
escupiendo contra el gran viento de la historia?
ustedes lo dejaron caer
¿ustedes que no creen en la magia?
ustedes lo dejaron caer
Soy de un país donde al comandante Guevara
lo dejaron caer:
los militares los curas los homeópatas
los martilleros públicos
los refugiados españoles masoquistas judíos
los patrones y
los obreros también por ahora
"Qué hombre qué hombrazo" sin embargo
me dijo a mí un obrero pedro
se llamaba se llama tiene
mujer que no recibe
hijitos por nacer y el pedro
me decía "qué hombre qué hombrazo cómo
lo quiero" decía el albañil pensando
en su madre una puta
famosa en toda Córdoba y madre
de siete hijos que crió con amor
Pedro ya con mayúscula
¡cómo saludo tu rencor
cómo te beso al pie de tus fracasos!
"qué pelotas" me dijo Pedro un día hablándome del Che
de ciertos adminículos que hierven
bajo la paz conjetural
de este país cosmopolita
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
Yo estoy escribiendo esto
porque la Casa de las Américas de Cuba
institución muy respetable
ha resuelto publicar un número especial
de su revista dedicado
a testimonios sobre el Che
ahora que lo han muerto
según dicen y Roberto
Fernández Retamar íntimo mío
pero más
pedazo mío que anda por ahí
por el Caribe formidable y fosforescente y amatorio y conspicuo
Roberto como dije
ha creído necesario que yo
escriba algo sobre esto o tal vez algún otro
creyó que así debía ser y pidió
artículos poemas etcétera a
colaboradores que
se sentirán más miserables todavía
si eso fuera posible si eso
fuera posible en realidad
Soy de un país donde te hago caso
Roberto pero
decime o dime por favor
¿qué me pedís o pides?
¿qué escriba realmente?
te doy noticias de mi corazón nada más
¿alguno sabe en realidad
cuáles son las noticias de mi corazón?
¿alguno cree o creerá que me he negado a llorar excepto
con mi mujer o con-
tigo Roberto ahora
que narro estas cuestiones
y sé que la tristeza como un perro
siempre siguió a los hombres molestándolos?
Soy de un país donde es necesario
no amar sino matar
a la melancolía y donde
no hay que confundir
el Che con la tristeza
o como dijo Fierro
hinchazón con gordura
Soy de un país donde yo mismo
lo dejé caer
y quién pagará esa cuenta
quién
Pero
lo serio es que en verdad
el comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
bello
con piedras bajo el brazo
Soy de un país donde ahora
Guevara ha de sufrir otras muertes
cada cual resolverá su muerte ahora:
el que se alegró ya es polvo miserable
el que lloró que reflexione
el que olvidó que olvide o que recuerde
y aquél que recordó sólo tiene derecho a recordar
el comandante Guevara entró a la muerte por su
cuenta pero
ustedes
¿qué habrán de hacer con esa muerte?
Pequeños míos
¿qué?
(como nadie se salva
entre paréntesis quiero
no por noción de estupideces posiblemente a mí
referidas
tampoco por piedad o
mera precaución
esas carnes podridas que no pueden
rezar a mediodía
quiero como repito
repetir una historia que no todos conocen y
de la cual hay algunos que
desconfían:
El poeta que escribe su poema
dejando en él la maravilla de
la vida y la muerte del comandante Guevara
ese porteño cordobés de mirada jodida
como de dios como de dioses
sorprendidos en medio de su milagro su
bota podrida por la selva del mundo
quiero decir que este poema o cosa
de la que hay que desconfiar
en la que hay que creer
no se termina en estas páginas
amable lector le ruego
que siga las noticias de los diarios
de la sip y la sap -Sección Angustia Perimida por ejemplo o
Son Ángeles Potentes
o
Sobran Algunos Policías- ruégole gran lector
que lea atentamente
líneas de sangre que se escriben cada día en Vietnam
y también en Bolivia qué joder
y también en la Argentina
caro lector yo le ruego que lea)
El comandante Guevara entró a la muerte
y allá andará según se dice
sé pocas cosas sé
que no debo llorar Ernesto

que
de mí dependés ahora
te puedo sepultar con grandes lágrimas pero
en realidad no puedo
El poeta en realidad
se abstiene de llorar se abstiene
de escribir un poema sea
para la Casa de las Américas sea
para lo que sea el poeta
apenas si lloró en realidad
sigue mirando el mundo
sabe
algún día la belleza vendrá
pero no hoy que estás ausente
el poeta
apenas sabe vigilar
Che
Guevara
Ahora deseo un gran silencio
que baje sobre mi corazón y lo abrigue
padre Guevara ¿qué será de tus hijos?
¿Por qué te fuiste hermoso
sobre caballos de cantar?
¿Quién habrá de juntarte otra vez?

Juan Gelman,
Argentina.

domingo, 21 de septiembre de 2008

EL MURO, Eduardo Galeano

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.


El Muro de Berlín era la noticia de cada día. De la mañana a la noche leíamos, veíamos, escuchábamos: el Muro de la Vergüenza, el Muro de la Infamia, la Cortina de Hierro...

Por fin, ese muro, que merecía caer, cayó. Pero otros muros brotaron, y siguen brotando, en el mundo. Aunque son mucho más grandes que el de Berlín, de ellos se habla poco o nada.

Poco se habla del muro que los Estados Unidos están alzando en la frontera mexicana, y poco se habla de las alambradas de Ceuta y Melilla.


Casi nada se habla del Muro de Cisjordania, que perpetúa la ocupación israelí de tierras palestinas y será quince veces más largo que el Muro de Berlín, y nada, nada de nada, se habla del Muro de Marruecos, que perpetúa el robo de la patria saharaui por el reino marroquí y mide sesenta veces más que el Muro de Berlín.


¿Por qué será que hay muros tan altisonantes y muros tan mudos?


Eduardo Galeano,
Uruguay

Del libro "Espejos".


sábado, 20 de septiembre de 2008

BOLIVIA ESTÁ DE PIE, Rosina Valcárcel

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.






He abierto mi celda pues no deseo escuchar

el violín del ángel de la tristeza

Él me trae noticias de Bolivia a la hora gris del día

y narra otras amenazas del Imperio

Qué lejana estoy de mi pueblo

y sin embargo aún cerca Vidalitay

Yo sólo quiero oír melodías del wayno

la energía del charango y el fuego de la guitarra

aunque viva doce estaciones sin maíz ni Sol

sin las manos de papá ni el aroma de Violeta

Basta de muertos que me consumen

Avisa a los compañeros Bolivia Está de pie

Rosina Valcárcel,
Perú

viernes, 19 de septiembre de 2008

SUELE SER ASÍ, Vladimir V. Maiakosky


Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.


SUELE SER ASÍ, Vladimir V. Maiakovky


Provistos de amor nacemos todos,
Pero el trabajo,
El dinero
Y todo lo demás
Nos va secando el suelo del corazón.
El corazón se viste de un cuerpo,
El cuerpo de una camisa.
Pero no basta.
Alguno,
¡Será imbécil!,
Se pone puños falsos
Y en el pecho se echa almidón.
Ya se arrepentirán al envejecer.
La mujer se maquilla,
El hombre gira a lo Müller como aspas de molino.
Demasiado tarde.
La piel se repliega en arrugas.
El amor florece,
Florece,
Y se marchita.


Vladimir V. Maiakovky,
URRSS

jueves, 18 de septiembre de 2008

LA MUERTE VERDADERA, Waldina Medina

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Endurecí mis ojos para que ya no vieran

más pobreza

acallé mis oídos para que ya no oyera

más dolor

mutilé mis esperanzas para que ya no hablara

más Justicia

emparedé mi alma para que ya no amara

la Verdad

y cuando así maté lo más hermoso

me hice duro caucho

que no sonrió, no amó, ni siquiera lloró

mi propia muerte

porque la merecía

para siempre.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

TARDÍO Y PROFUNDO, Paul Celán


Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Maligna como palabra de oro esta noche comienza.
Comemos las manzanas de los mudos.
Hacemos un trabajo que bien puede dejarse a su fortuna;
en pie permanecemos en el otoño de nuestros tilos, como rojas
banderas pensativas,
como abrasados huéspedes del Sur.
Juramos por Cristo el Nuevo desposar el polvo con el polvo,
el pájaro con el zapato vagabundo,
el corazón con la escalera de agua...
Hacemos ante el mundo los santos juramentos de la arena,
juramos con gusto,
juramos en voz alta desde los techos del sueño sin imágenes
y agitamos la blanca cabellera del tiempo...

Ellos nos gritan: ¡Blasfemáis!

Desde hace tiempo lo sabemos.
Desde hace tiempo lo sabemos: ¿qué importa?
Vosotros moléis en los molinos de la muerte la blanca harina de
la Promesa
y la ofrecéis a nuestros hermanos y a nuestras hermanas.

Nosotros agitamos la blanca cabellera del tiempo.

Vosotros censuráis: ¡Blasfemáis!
Lo sabemos de sobra,
que venga sobre nosotros la culpa
que venga sobre nosotros la culpa de todas las señales de peligro,
que venga el mar burbujeante,
el viento acorazado del retorno,
el día de la medianoche,
que venga lo que no ha sido todavía.
Que venga un hombre de la tumba.

Paul Celán,
Alemania/Francia

(Tomado de: Con-fabulación Periódico Virtual confabulacion12@gmail.com).

martes, 16 de septiembre de 2008

TEST, Nicanor Parra

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.

¿Qué es un antipoeta:
Un comerciante en urnas y ataúdes?
Un sacerdote que no cree en nada?
Un general que duda de sí mismo?
Un vagabundo que se ríe de todo
Hasta de la vejez y de la muerte?
Un interlocutor de mal carácter?
Un bailarín al borde del abismo?
Un Narciso que ama a todo el mundo?
Un bromista sangriento
Deliberadamente miserable?
Un poeta que duerme en una silla?
Un alquimista de los tiempos modernos?
Un revolucionario de bolsillo?
Un pequeñoburgués?
Un charlatán?
Un dios?
Un inocente?
Un aldeano de Santiago de Chile?

Subraye la frase que considere correcta.

¿Qué es la antipoesía:
Un temporal en una taza de té?
Una mancha de nieve en una roca?
Un azafate lleno de excrementos humanos
Como lo cree el padre Salvatierra?
Un espejo que dice la verdad?
Un bofetón al rostro
Del presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
Una advertencia a los poetas jóvenes?
Un ataúd a chorro?
Un ataúd a fuerza centrífuga?
Un ataúd a gas de parafina?
Una capilla ardiente sin difunto?

Marque con una cruz
La definición que considere correcta.

Nicanor Parra,
Chile

Poema tomado de www.poemargens.blogspot.com, que dirige el poeta brasileiro José Antonio Cavalcanti.

lunes, 15 de septiembre de 2008

ME INDIGNO DE QUE ME CREAN INDIGNO, Julio Carmona



Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.


Sí, estoy rojo de dolor

Pero también de cólera porque no puede ser

Que las auroras sirvan sólo para despertar

A la misma pesadilla y que los ojos

Se abran sólo para gritar no quiero

Ahogarme en este llanto de luceros fofos

O que las manos encallezcan de no hacer nada

Para agarrarse a golpes con el obeso presente

Y hacerlo parir el porvenir

O haber nacido para olvidar

Los recuerdos apagados por el último disparo

De la traición a sabiendas de que el vino

En odres viejos siempre es mejor

Porque sirve de ejemplo

Y porque no puedo creer

En esos dioses falsos que se esfuerzan

En dorarnos la píldora y seguir embarazándonos

De miedo seguros como estamos de que nadie

Es dueño de la verdad y menos del que pregona serlo

Porque la verdad no se dice sino se hace

Y no nace sino se hace con cada latido

Del trabajo

Sí, estoy rojo de amor

Pero también de odio por los golpes recibidos

Desde hace siglos por los que creen que la piedra

Es de acero y aunque lo fuera qué se han creído

Que no duele el honor la dignidad o la vergüenza?


Sí, y por eso, liberando a la poesía de su aura núbil,

Me cago en la puta que los parió.



Julio Carmona
Perú

domingo, 3 de agosto de 2008

Diez recursos para lograr la brevedad en el micro-relato, Dolores M. Koch

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Al igual que la novela, que existió antes de que fuera definida, el relato muy breve de nuestros días se ha desviado de las formas tradicionales, como la viñeta o el poema en prosa. Igual que en la novela, en la minificción se han trillado nuevos rumbos antes de que existiera un mapa crítico. La distinción entre las variantes existentes y su nomenclatura constituyen las interrogantes mayores. Hace veinte años comencé a estudiar una de estas variantes, la que denominé micro-relato ("El micro-relato en México: Torri, Arreola, Monterroso y Avilés Fabila", Hispamérica 30 (1981): 123-130) para distinguirla de otra variante muy popular, el minicuento. El distinguido crítico Harold Bloom ha hecho una distinción semejante en su más reciente aporte, How to Read and Why (Simon & Schuster: New York, 2000) cuando opina que hay dos clases de cuentos: al estilo de Chejov y al estilo de Borges. Aunque se han publicado varios estudios sobre el minicuento, ninguno parece ofrecer razones convincentes que desmientan el hecho de que el minicuento se adhiere generalmente a las convenciones del cuento como lo definieran Poe, Quiroga y Cortázar, cuya extensión nunca ha sido realmente delimitada. Hay cuentos largos, medianos, cortos y, por lo tanto, también minicuentos. Debo aclarar que no todas las minificciones son minicuentos o micro-relatos. Hay otras formas, algunas intermedias, y hay micro-relatos y fragmentos relacionados, articulados en una obra mayor como en la novela fragmentada. Y aunque las minificciones sean muy breves, esto no significa que carezcan de envergadura A otras formas muy breves como, por ejemplo, el haiku, se les ha atribuido calidad literaria sin discusión.

Los diez recursos para lograr la brevedad que vamos a ver en este trabajo aplican, sin exclusividad, al micro-relato, y utilizaremos micro-relatos muy breves para ilustrarlos. Y una última aclaración: ¿Cómo podría diferenciarse el micro-relato del minicuento? En el minicuento los hechos narrados, más o menos realistas, llegan a una situación que se resuelve por medio de un acontecimiento o acción concreta. Por el contrario, el verdadero desenlace del micro-relato no se basa en una acción sino en una idea, un pensamiento. Esto es, el desenlace de un minicuento depende de algo que ocurre en el mundo narrativo, mientras que en el micro-relato el desenlace depende de algo que se le ocurre al autor. Esta distinción no es siempre fácil. Otra característica esencial del micro-relato es la fusión de géneros. Algunos elementos narrativos lo acercan al cuento convencional, pero el micro-relato se aleja de los parámetros del cuento y del minicuento porque participa de algunas de las características del ensayo y del poema en prosa.

Veamos el final de un micro-relato de Juan José Arreola:

Apuntes de un rencoroso

...todavía hoy puedo decirle: te conozco. Te conozco y te amo. Amo el fondo verdinoso de tu alma. En él sé hallar mil cosas pequeñas y turbias que de pronto resplandecen en mi espíritu.

(Prosodia, en Bestiario, 1972, 120-21)

Como vemos, en el desenlace de este micro--relato no ocurre nada que dé fin al relato. Lo que sucede es que al yo narrativo se le ocurre algo; esto es, que el desenlace descansa en una idea explícita o sobreentendida: una meditación, una paradoja, una desproporción, un golpe de ingenio, o una epifanía, para usar el concepto de James Joyce, o una entelequia, si nos apropiamos uno de Miguel de Unamuno. Y en cuanto a la fusión de géneros, vemos que este micro-relato combina, en distintas proporciones, el lenguaje esmerado del poema en prosa, el tono a veces confesional o meditativo del ensayo, y un elemento narrativo, ficcional, propio del cuento.

En este pequeño manual práctico veremos diez recursos ingeniosos utilizados en el micro- relato para lograr la brevedad.

Recurso Número Uno: Utilizar personajes ya conocidos. Esto le permite al autor abreviar, pues no tiene que describir ni contexto ni personajes: pueden ser bíblicos, históricos, legendarios, mitológicos, literarios, o de la cultura popular. El elemento narrativo se hace además evidente en este ejemplo, de Ana María Shua:

La ubicuidad de las manzanas

La flecha disparada por la ballesta precisa de Guillermo Tell parte en dos la manzana que está a punto de caer sobre la cabeza de Newton. Eva toma una mitad y le ofrece la otra a su consorte para regocijo de la serpiente. Es así como nunca llega a formularse la ley de la gravedad.

(Latinoamérica fantástica, Augusto Uribe, ed., 1985, 194)

Ana María Shua utiliza a Guillermo Tell, legendario-literario; Newton, histórico; y Eva, bíblico. El mismo micro-relato pudiera servir para introducir el próximo recurso:

Recurso # 2. Incluir en el título elementos propios de la narración que no aparecen en el texto del relato. En "La ubicuidad de las manzanas", el título es la razón y gracia del relato, esto es, su resolución. Otro ejemplo, esta vez de Marco Denevi, se titula:

Justificación de la mujer de Putifar

¡Qué destino: Putifar eunuco, y José casto!

(Falsificaciones 48)

El título nos da parte de la información indispensable, y a veces nos obliga a volver a él al final. Nótese que también se recurre al Recurso #1 al utilizar personajes bíblicos que no requieren explicación (Putifar y José). Luisa Valenzuela lleva traviesamente este recurso al extremo con un largo título en el que incluye gran parte de la narración:

El sabor de una medialuna a las nueve de la mañana en un viejo café de barrio donde a los 97 años Rodolfo Mondolfo todavía se reúne con sus amigos los miércoles por la tarde

-Que bueno.

(Aquí pasan cosas raras, 91)

Vale notar que Valenzuela se vale también de los signos ortográficos para añadirle significado a sus breves palabras. La exclamación "que bueno" llega con tan poco entusiasmo que le suprime los signos de admiración y deja la palabra 'que' sin acento.

Recurso #3. Proporcionar el título en otro idioma. Para lograr mayor brevedad, pueden añadírsele también otras funciones al título, como por ejemplo, ubicar rápidamente al lector en otro tiempo o lugar determinado. Así tenemos "Veritas odium parit", de Marco Denevi:

Traedme el caballo más veloz -pidió el hombre honrado- acabo de decirle la verdad al rey.

(Falsificaciones, 1977, 70)

El título en latín sugiere un contexto antiguo, medieval. Jorge Luis Borges utiliza un título en inglés con otro propósito. En "An unending gift" (Obras completas, 984) ubica geográficamente al lector en el mundo anglosajón, y con el título en italiano "Inferno, I ,32" (Obras completas, 807) lo transporta a la Italia de Dante. Monterroso utiliza un título en latín con otra intención. Según él, la fábula de la gallina, o en este caso gallo, de los huevos de oro resultaba "tan vulgar que necesitaba estar revestida de un tono absolutamente severo" (Viaje al centro de la fábula, 26) y le dio el título de "Gallus aureorum ovorum". Marco Denevi usa este recurso con frecuencia. Veamos su "Curriculum Vitae":

A menudo un dictador es un revolucionario que hizo carrera.

A menudo un revolucionario es un burgués que no la hizo.

Denevi también usa el latín para evitar el lenguaje vulgar y titula otro de sus micro-relatos "Post coitum non omnia animal triste", que además da la clave del relato.

Recurso #4. Tener por desenlace rápido un coloquialismo inesperado o una palabra soez. Ayuda a la concisión hablar sin ambages, y esto puede tener un efecto humorístico. En el micro-relato titulado "La trama", Jorge Luis Borges comenta que "Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías", y después de recordar la famosa interpelación de Julio César a Bruto, "Tú también, hijo mío", su personaje, un gaucho agredido por su sobrino, exclama "Pero, che!" (Obras completas, 793).

Augusto Monterroso cuenta que cuando su Pigmalión se cansaba de sus Galateas, les daba una patada en... "salva sea la parte" (La oveja negra, l983, 56). Crear el desfasaje es el golpe de gracia que le sirve de desenlace.

Recurso #5. Hacer uso de la elipsis. Desde luego, se logra mayor brevedad si no se dice todo. Un lector activo se da por entendido. En ese caso, la expresión del desenlace o epifanía no necesita ser explícita. De Julio Torri, gran pionero del micro-relato, sacamos de un relato breve el siguiente ejemplo:

Desde que se han multiplicado los automóviles por nuestras calles, he perdido la admiración con que veía antes a los toreros y la he reservado para los aficionados a la bicicleta.

(Tres libros, 1964, 111)

Hacer uso de la elipsis requiere también un golpe de ingenio. Veamos el texto íntegro de "Cláusula III", de Juan José Arreola, que dice así:

Soy un Adán que sueña con el paraíso, pero siempre me despierto con las costillas intactas.

(Bestiario, l972)

Como puede apreciarse, el lector tiene que hacer uso de conocimientos previos, pero no queda duda en cuanto al significado. Uno de los más ingeniosos es "Fecundidad", de Augusto Monterroso:

Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.

(La oveja negra, 1969, 61)

A veces la elipsis es de tal apertura, que requiere un golpe de ingenio de parte del lector para encontrar la conexión, como en un cuadro surrealista de Magritte. De Julio Cortázar es el siguiente ejemplo:

Tortugas y cronopios

Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.

Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan.

Los cronopios lo saben, y cada vez que se encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.

(Elementos para una teoría del minicuento, Nana Rodríguez Romero, 1996, 99)

La elipsis permite inferir poéticamente la razón de ser del relato sin necesidad de expresarlo. Veamos este micro-relato de Luis Britto García:

La canción

Al borde del desierto en el ribazo, y con la lanza clavada en la arena, mientras yo estaba sobre la muchacha, ella dijo una canción que pasó a mi boca y supe que venía desde la primera boca que había dicho una canción ante el rostro del tiempo para que llegara hasta mí y yo la clavara en otras bocas para que llegara hasta la última que diría una canción ante el rostro del tiempo.

(Cuentistas hispano-americanos en la Sorbona, Gilberto de León, ed., 1982, 77)

Desde luego, el relato más elíptico e interactivo, el más recordado por todos, y quizá por eso algo sobrevaluado literariamente, es "El dinosaurio", de Augusto Monterroso: "Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí" (Obras completas, 1972, 75).

Recurso #6. Utilizar un lenguaje cincelado, escueto, a veces bisémico. palabra certera. Este es uno de los recursos más obvios para lograr la brevedad, y uno de los más difíciles. Jorge Luis Borges ha impactado nuestra literatura, para bien o para mal, con su lenguaje certero y juegos de palabras.

Gabriel Jiménez Emán nos proporciona un micro-relato humorístico:

El hombre invisible

Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.

(Los dientes de Raquel, 141).

Algunos son tan concisos que corren de boca en boca como un chiste. Veamos "Toque de queda", de Omar Lara:

-Quédate -le dije. Y la toqué.

(Brevísima relación: Nueva antología del micro-cuento hispanoamericano, Juan Armando Epple, ed., 1990, 51)

Recurso #7. Utilización de un formato inesperado para elementos familiares. Esta estrategia narrativa ubica el texto sin preámbulos dentro de un código o contexto sorpresivo o en desuso. Se dice que Ambrose Bierce, nacido en Ohio, Estados Unidos en 1842, y precursor en inglés del microrelato, ha influido en la obra de Jorge Luis Borges. Bierce utilizó con éxito el formato de diccionario. Esta es, por ejemplo, su definición de "violín":

"Instrumento para regalo del oído humano creado por la fricción entre la cola de un caballo y las tripas de un gato".

(The Devil's Dictionary of Ambrose Bierce, 1958, 24)

El formato más popular utilizado en este recurso es el bestiario medieval. Borges nos habló de seres imaginarios y de zoología fantástica, y Arreola de animales con rasgos humanos. Monterroso añade un elemento de crítica social. Este recurso ayuda a lograr la brevedad porque, a decir de Monterroso, "nunca describo un animal, pues todos los que aparecen en mis fábulas son enteramente familiares" (Viaje al centro de la fábula, 1982, 147). Arreola por su parte combina la gracia de expresión con una inocencia adánica que parece contemplar el mundo por vez primera. En "Felinos", por ejemplo, razona la inferioridad del león, debida a que como tiene melena, no se ve obligado a cazar la presa que se come. Termina diciendo que

Si no domesticamos a todos los felinos fue exclusivamente por razones de tamaño, utilidad y costo de mantenimiento. Nos hemos conformado con el gato, que come poco.

(Bestiario, 1972, 20)

Recurso #8. Utilizar formatos extra-literarios. En general, estos sirven para mantener el texto breve cuando se quiere poner en evidencia lo absurdo de algunos conceptos comunes. Marco Denevi, en este ejemplo, se burla del clásico silogismo si A=B y B=C, A=C . Veamos "Catequesis":

-El hombre -enseñó el Maestro- es un ser débil.

-Ser débil -propagó el apóstol- es ser un cómplice.

-Ser cómplice -sentenció el Gran Inquisidor- es ser un criminal.

(Falsificaciones, 104)

Se utilizan también con éxito formatos o códigos de los medios de comunicación en masa. Juan José Arreola, por ejemplo, usa el anuncio clasificado y el boletín de noticias. "De L'Osservatore" (Prosodia, 89) es un simple anuncio clasificado de la pérdida de unas llaves. La gracia es que el personaje es San Pedro, y el objeto perdido, desde luego, son las llaves del cielo. Veamos también otro.

Cláusula IV

Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.

(Cantos de mal dolor, 1972, 66)

En este micro-relato Arreola pone en juego inesperadamente una frase hecha del código lingüístico del boxeo, "perder por decisión".

Recurso #9. Parodiar textos o contextos familiares. Con este recurso se puede lograr la brevedad cuando se quiere hacer un contraste humorístico u ofrecer nuevas perspectivas ante un pensar anquilosado. Se re-escribe la historia o algún pasaje bíblico. Se parodian dichos populares, frases hechas, situaciones o leyendas conocidas. Para lograrlo, el escritor se vale de la paradoja, la ironía o la sátira. Veamos un ingenioso juego de perspectivismo de René Avilés Fabila:

Apuntes para ser leídos por los lobos

El lobo, aparte de su orgullosa altivez, es inteligente, un ser sensible y hermoso con mala fama... Trata de sobrevivir. Y observa al humano: le parece abominable, lleno de maldad, cruel; tanto así que suele utilizar proverbios tales como: "Está oscuro como boca de hombre", para señalar algún peligro nocturno, o "el lobo es el hombre del lobo", cuando este animal llega a ciertos excesos de fiereza semejante a la humana.

(Los oficios perdidos, 1985, 56)

Veamos también, de Marco Denevi, una parodia moderna de un cuento muy viejo. El contexto ya está dado y el escritor no tiene que describir la situación ni los personajes.

La bella durmiente del bosque y el príncipe

La Bella Durmiente cierra los ojos pero no duerme. Está esperando al príncipe. Y cuando lo oye acercarse, simula un sueño todavía más profundo. Nadie se lo ha dicho, pero ella lo sabe. Sabe que ningún príncipe pasa junto a una mujer que tenga los ojos bien abiertos.

(Antología precoz, 1973, 215)

Y por último,

Recurso #10: Hacer uso de la intertextualidad literaria. En un diálogo de libros universal, usualmente se rinde homenaje a escritores del pasado. Monterroso nos ofrece un excelente ejemplo.

La cucaracha soñadora

Era una vez una Cucaracha llamada Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha llamada Franz Kafka que soñaba que era un escritor que escribía acerca de un empleado llamado Gregorio Samsa que soñaba que era una Cucaracha.

(Viaje al centro de la fábula, 1982, 49)

La literatura se hace de literatura, como muchos han dicho, y en este caso, el micro-relato parece rendir homenaje no sólo a Kafka, sino también a Jorge Luis Borges, quien a su vez rindió homenaje, desde otro continente, a un poeta chino al decir que "hace unos veinticuatro siglos, soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser hombre" (Obras completas, 768).

Como hemos visto en estos ejemplos, los recursos para lograr la brevedad en el micro-relato pueden resultar casi más importantes que la brevedad misma. En resumen, "Lo que importa, entonces, no es su carácter escueto, sino la eficacia de su síntesis" apunta el escritor venezolano Gabriel Jiménez Emán, en Ficción mínima: Muestra del cuento breve en América, (Fundarte: México, 1996, 9), quien en un micro-relato titulado "La brevedad", comenta:

Me convenzo ahora de que la brevedad es una entelequia cuando leo una línea y me parece más larga que mi propia vida, y cuando después leo una novela y me parece más breve que la muerte".

(Los dientes de Raquel, 1993, 167)

viernes, 1 de agosto de 2008

SOLEDAD, Victoria Pueyrredón

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.



Es cansancio de la vida y hartazgo

De las frases, los gestos, y de todo,
Es evocar un rostro, rasgo a rasgo,
Recordando un momento, de algún modo...

Sentir que lo que duele a nadie importa,
Reír y de reír estar cansada,
Gemir en voz muy baja estando sola,
Querer entretenerme y no hacer nada...

Es llevar un amor en el recuerdo,
Revivirlo en amarga letanía,
Pasar las horas largas frente a un muerto
Y sentir que no acaba nunca el día...

Ver llegar con terror las horas largas
Y sentir el silencio de un vacío,
Temerle a la caída de la tarde,
Cerrar los ojos y temblar de frío...

Victoria Pueyrredón,

Argentina

jueves, 24 de julio de 2008

INTELECTUALES APOLÍTICOS, Otto René Castillo

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.


Un día,
Los intelectuales
Apolíticos
De mi país
Serán interrogados
Por el hombre sencillo
De nuestro pueblo.

Se les preguntará
Sobre lo que hicieron
Cuando la patria se apagaba
Lentamente,
Como una hoguera dulce,
Pequeña y sola.

No serán interrogados
Sobre sus trajes,
Ni sobre sus largas
Siestas
Después de la merienda,
Tampoco sobre sus estériles
Combates con la nada,
Ni sobre su ontológica
Manera
De llegar a las monedas.


No se les interrogará
Sobre la mitología griega,
Ni sobre el asco
Que sintieron de sí,
Cuando alguien, en su fondo,
Se dispone a morir cobardemente.

Nada se les preguntará
Sobre sus justificaciones
Absurdas,
Crecidas a la sombra,
De una mentira rotunda.


Ese día vendrán
Los hombres sencillos.
Los que nunca cupieron
En los libros y versos
De los intelectuales apolíticos,
Pero que llegaban todos los días
A dejarles la leche y el pan,
Los huevos y las tortillas,
Los que les cosían la ropa
Los que les manejaban los carros,
Les cuidaban sus perros y jardines,
Y trabajaban para ellos,

Y preguntarán

“¿Qué hicisteis cuando los pobres
Sufrían y se quemaba en ellos
Gravemente, la ternura y la vida?”

Intelectuales apolíticos
De mi dulce país,
No podréis responder nada.

Os devorará un buitre de silencio
Las entrañas.
Os roerá el alma
Vuestra propia miseria.
Y callaréis,

Avergonzados de vosotros.

Otto René Castillo,

Guatemala


miércoles, 23 de julio de 2008

EL CAMALEÓN QUE FINALMENTE NO SABÍA QUÉ COLOR PONERSE, Augusto Monterroso


Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.

En un país muy remoto, en plena Selva, se presentó hace muchos años un tiempo malo en el que el Camaleón, a quien le había dado por la política, entró en un estado de total desconcierto, pues los otros animales, asesorados por la Zorra, se habían enterado de sus artimañas y empezaron a contrarrestarlas llevando día y noche en los bolsillos juegos de diversos vidrios de colores para combatir su ambigüedad e hipocresía, de manera que cuando él estaba morado y por cualquier circunstancia del momento necesitaba volverse, digamos, azul, sacaban rápidamente un cristal rojo a través del cual lo veían, y para ellos continuaba siendo el mismo Camaleón morado, aunque se condujera como Camaleón azul; y cuando estaba rojo y por motivaciones especiales se volvía anaranjado, usaban el cristal correspondiente y lo seguían viendo tal cual.


Esto sólo en cuanto a los colores primarios, pues el método se generalizó tanto que con el tiempo no había ya quien no llevara consigo un equipo completo de cristales para aquellos casos en que el mañoso se tornaba simplemente grisáceo, o verdiazul, o de cualquier color más o menos indefinido, para dar el cual eran necesarias tres, cuatro o cinco superposiciones de cristales.


Pero lo bueno fue que el Camaleón, considerando que todos eran de su condición, adoptó también el sistema.


Entonces era cosa de verlos a todos en las calles sacando y alternando cristales a medida que cambiaban de colores, según el clima político o las opiniones políticas prevalecientes ese día de la semana o a esa hora del día o de la noche.


Como es fácil comprender, esto se convirtió en una especie de peligrosa confusión de las lenguas; pero pronto los más listos se dieron cuenta de que aquello sería la ruina general si no se reglamentaba de alguna manera, a menos de que todos estuvieran dispuestos a ser cegados y perdidos definitivamente por los dioses, y restablecieron el orden.


Además de lo estatuido por el Reglamento que se redactó con ese fin, el derecho consuetudinario fijó por su parte reglas de refinada urbanidad, según las cuales, si alguno carecía de un vidrio de determinado color urgente para disfrazarse o para descubrir el verdadero color de alguien, podía recurrir inclusive a sus propios enemigos para que se lo prestaran, de acuerdo con su necesidad del momento, como sucedía entre las naciones más civilizadas.


Sólo el León que por entonces era el Presidente de la Selva se reía de unos y de otros, aunque a veces socarronamente jugaba también un poco a lo suyo, por divertirse.


De esa época viene el dicho de que


todo Camaleón es según el color
del cristal con que se mira.


Augusto Monterroso, Guatemala


martes, 22 de julio de 2008

UN PADRE NUESTRO LATINOAMERICANO, Mario Benedetti


Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.


Padre nuestro que estás en los cielos
con las golondrinas y los misiles
quiero que vuelvas antes de que olvides
cómo se llega al sur de Río Grande

Padre nuestro que estás en el exilio
casi nunca te acuerdas de los míos
de todos modos donde quiera que estés
santificado sea tu nombre
no quienes santifican en tu nombre
cerrando un ojo para no ver las uñas
sucias de la miseria

en agosto de mil novecientos sesenta
ya no sirve pedirte
venga a nos el tu reino
porque tu reino también está aquí abajo
metido en los rencores y en el miedo
en las vacilaciones y en la mugre
en la desilusión y en la modorra
en esta ansia de verte pese a todo

cuando hablaste del rico
la aguja y el camello
y te votamos todos
por unanimidad para la Gloria
también alzó su mano el indio silencioso
que te respetaba pero se resistía
a pensar hágase tu voluntad

sin embargo una vez cada tanto
tu voluntad se mezcla con la mía
la domina
la enciende
la duplica
más arduo es conocer cuál es mi voluntad
cuándo creo de veras lo que digo creer

así en tu omnipresencia como en mi soledad
así en la tierra como en el cielo
siempre
estaré más seguro de la tierra que piso
que del cielo intratable que me ignora

pero quién sabe
no voy a decidir
que tu poder se haga o se deshaga
tu voluntad igual se está haciendo en el viento
en el Ande de nieve
en el pájaro que fecunda a su pájara
en los cancilleres que murmuran yes sir
en cada mano que se convierte en puño

claro no estoy seguro si me gusta el estilo
que tu voluntad elige para hacerse
lo digo con irreverencia y gratitud
dos emblemas que pronto serán la misma cosa
lo digo sobre todo pensando en el pan nuestro
de cada día y de cada pedacito de día

ayer nos lo quitaste
dánoslo hoy
o al menos el derecho de darnos nuestro pan
no sólo el que era símbolo de Algo
sino el de miga y cáscara
el pan nuestro

ya que nos quedan pocas esperanzas y deudas
perdónanos si puedes nuestras deudas
pero no nos perdones la esperanza
no nos perdones nunca nuestros créditos

a más tardar mañana
saldremos a cobrar a los fallutos
tangibles y sonrientes forajidos
a los que tienen garras para el arpa
y un panamericano temblor con que se enjugan
la última escupida que cuelga de su rostro

poco importa que nuestros acreedores perdonen
así como nosotros
una vez
por error
perdonamos a nuestros deudores

todavía
nos deben como un siglo
de insomnios y garrote
como tres mil kilómetros de injurias
como veinte medallas a Somoza
como una sola Guatemala muerta

no nos dejes caer en la tentación
de olvidar o vender este pasado
o arrendar una sola hectárea de su olvido
ahora que es la hora de saber quiénes somos
y han de cruzar el río
el dólar y su amor contrarrembolso
arráncanos del alma el último mendigo
y líbranos de todo mal de conciencia
amén.

Mario Benedetti,
Uruguay