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miércoles, 2 de enero de 2008

EN EL INSOMNIO, Virgilio Piñera



El hombre se acuesta temprano. No puede conciliar el sueño. Da vueltas, como es lógico, en la cama. Se enreda entre las sábanas. Enciende un cigarro. Lee un poco. Vuelve a apagar la luz. Pero no puede dormirse. A las tres de la madrugada se levanta. Despierta al amigo de al lado y le confía que no puede dormir. Le pide consejo. El amigo le aconseja que haga un pequeño paseo a fin de cansarse un poco. Que en seguida tome una taza de tilo y que apague la luz. Hace todo esto pero no logra dormir. Se vuelve a levantar. Esta vez acude al médico. Como siempre sucede, el médico habla mucho pero el hombre no se duerme. A las seis de la mañana carga un revólver y se levanta la tapa de los sesos. El hombre está muerto pero no ha podido quedarse dormido. El insomnio es una cosa muy persistente.


Virgilio Piñera,
Cuba.

A OTRA COSA, Alejandro Romualdo



Basta ya de agonía. No me importa
La soledad, la angustia ni la nada.
Estoy harto de escombros y de sombras.
Quiero salir al sol. Verle la cara

Al mundo. Y a la vida que me toca,
Quiero salir, al son de una campana
Que eche a volar olivos y palomas.
Y ponerme, después, a ver qué pasa

Con tanto amor. Abrir una alborada
De paz, en paz con todos los mortales.
Y penetre el amor en las entrañas
Del mundo. Y hágase la luz a mares.

Déjense de sollozos y peleen
Para que los señores sean hombres.
Tuérzanle el llanto a la melancolía.
Llamen siempre a las cosas por sus nombres.

Avívense la vida. Dense prisa.
Esta es la realidad. Y esta es la hora
De acabar de llorar mustios collados,
Campos de soledad. ¡A otra cosa!

Basta ya de gemidos. No me importa
La soledad de nadie. Tengo ganas
De ir por el sol. Y al aire de este mundo
Abrir, de paz en paz, una esperanza.

Alejandro Romualdo,
Perú.