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lunes, 2 de agosto de 2010

Entrevista a Eduardo Galeano: Quilombos, santuarios de libertad

Vale más canción humilde que sinfonía sin fe. J.C.
"Si no vives para servir, no sirves para vivir" es el lema de
http://www.mesterdeobreria.blogspot.com/


Café de por medio, en un barcito en Montevideo, Eduardo Galeano comparte con nuestro corresponsal alguna de sus reflexiones sobre de la historia de la lucha y la resistencia negra, del racismo que aun sobrevive y de los dioses que quedaron en el mar.

Red de Comunicadores Interculturales Bilingües del Ecuador www.redci.org - redci.ecuador@gmail.com

Q! -En las historias que rescatás de América están los negros…

G -Claro, yo creo que somos un arcoiris, la condición humana es un arcoiris espléndido que tiene mas colores que los colores del arcoiris del cielo. Es un arcoiris terrestre, carnal, espléndido, multicolor. Y el racismo nos impide verlo en toda su hermosura. Los negros han sido como los indios y como otros también en el mundo, víctimas de esa negación, que se multiplicó cuando fueron convertidos en cosas a partir de la esclavitud masiva, cuando Europa resucita la esclavitud grecorromana hereditaria, donde el hijo del esclavo nace esclavo para proporcionar mano de obra gratuita a las plantaciones coloniales y a las minas en América. Los negros son víctimas en la articulación de América en el mercado mundial. América produce, genera, brinda productos que requieran esa mano de obra que África brindó. Millones y millones de gente, jóvenes cazados como fieras, arrancados de sus tierras y vendidos como cosas.

Q! -Y así mismo ellos en América gestaron sus quilombos.

G -Sí, es una historia que esta por escribirse. Hay algunas cosas, pero pocos registros de esta gran gesta a lo largo de los siglos, de los negros que fueron capaces de construir, de crear en lo hondo de la selva sus santuarios de libertad. Que sobrevivieron a la cacería de los perros, y que fueron más fuertes que el miedo al castigo, por que al esclavo que huía, cuando el amo lo recuperaba, o le cortaba los tendones o las orejas o los ahorcaba lisa y llanamente.

Entonces esos hombres y mujeres que fueron más fuertes que el miedo generaban en América sus espacios de libertad que en Brasil se llamaron quilombos. Y fijate vos lo que son las cosas, cómo el racismo se perpetua con el lenguaje, porque quilombo en el lenguaje rioplatense, común en Argentina, Uruguay, sur de Brasil, Paraguay, significa, relajo, caos, desorden, burdel, o sea casa de putas. En esa doble significación, significa casa de putas o relajo, una cosa incomprensible, un lío tremendo, un caos. Caos o puterío es un quilombo. Y quilombo originalmente es de origen africano y sirvió para nombrar los santuarios de libertad de los esclavos en América.

Q -Esa es la característica del lenguaje hoy.

G -El lenguaje está enfermo siempre de las taras de la sociedad que lo genera. Yo te hablo de una palabra que nace de la más hermosa manera definiendo un espacio de libertad, resulta transfigurada por el lenguaje en sociedades racistas que desprecian a los negros para convertir esa palabra, que es un símbolo de libertad, en un símbolo de caos y de puterio. Y ese es una de las cosas del lenguaje mas reveladoras que conozco, mas significativa.

Q -¿Ves hoy espacios donde los fugitivos del sistema puedan organizarse libremente?

G -Sí, de algún modo siempre esos espacios se generan. En algunos pocos casos han sobrevivido a lo largo de los siglos, por ejemplo en Cartagena Colombia. Allí sobrevivió uno de estos espacios generados por los esclavos libres que esta ahí todavía y que han conservado esta palabra del lenguaje que habían inventado. Curiosamente un instrumento de opresión como fue la lengua colonial, suponte en el caso del Brasil la lengua portuguesa, en el caso de las colonias españolas la lengua castellana, en el caso de los esclavos del norte la lengua inglesa, la lengua francesa. Ese instrumento de opresión se convertía en una clave de libertad porque permitía que se entendieran los oprimidos entre sí, que venían de lugares diferentes porque en África había y hay numerosos idiomas así como culturas y nosotros no sabemos nada del África. Eso es lo mas revelador de la supervivencia del racismo, de lo que son los negros. Las tierras americanas que del norte al sur han sido tan profundamente marcadas por la presencia africana ignoran una parte fundamental de sus raíces. En toda América somos hijos de muchas madres y eso es una suerte, es una clave de diversidad. Pero es como si fuéramos hijos de la madre europea y de las otras sabemos muy poco. Del pasado indígena, de las fuentes de sabiduría, de las cosas que podrían ayudarnos, en esas culturas negadas, despreciadas.

Y del África no sabemos nada mas de lo que nos enseño el profesor Tarzán que nunca estuvo ahí. Fue inventado por un escritor, Edgard Burrows, que era un jubilado de ferrocarril ingles que nunca estuvo en África, él inventó a Tarzán, que además de ser blanco parece que tenia relaciones confusas con la mona chita (se ríe)

Q! -Mucha sangre corrió en la historia de los pueblos africanos que llegaron a América pero también sobrevivieron esencias…

G -Cuando los esclavos fueron trasladados en los buques negreros de África a América millones y millones, no se sabe cuantos, hay todos los cálculos que te puedas imaginar, pero no menos de 10 millones sobrevivieron a la travesía. Algunos dicen muchos más, y muchos millones murieron en la travesía por las pestes y por las condiciones en que viajaban atados uno al lado del otro. Los barcos no necesitaban anunciarse. Desde mucho antes se sabía que se acercaban al puerto por el olor, el olor a podrido, el olor a muerto, que tenían los buques negreros.

En esos viajes a través de la mar, no solamente fueron a parar al fondo de las aguas los negros que morían de peste, de hambre o de tristeza, porque muchos murieron de tristeza o se suicidaban ahorcándose con sus propias cadenas, sino que también fueron a parar al fondo del mar muchos de los dioses que esos hombres tratados como cosas traían del África. Sobre todo los dioses de la fecundidad, del trabajo, muy poquitos sobrevivieron a la travesía.

Quizás fue una especie de suerte de resistencia inconsciente. Es algo así como que los dioses de la fecundidad iban a ser mas útiles al amo que a ellos, si nos reproducimos y somos fecundos, mejor para el amo y no para nosotros, ni para esos niños que van a ser condenados a desdicha perpetua.

Y en cambio sobrevivieron los dioses bravíos, los rebeldes, los revoltosos, los dioses de la pelea, de la pasión, del deseo, los dioses que menos tenían que ver con las obligaciones del trabajo esclavo y más tenían que ver con la dignidad sobreviviente. Con esta porfiada dignidad que sobrevivió a lo que parecía que era una aplanadora irresistible, que se manifestó en un movimiento como estos de los quilombos y en una innumerable cantidad de insurrecciones que hubo en las plantaciones, muchísimas. (escribe en un papelito la palabra ‘quilombo’, lo subraya dos veces, lo dobla y lo guarda)

Q! -Esta porfiada dignidad negra, indígena, de América, vos la rescatas desde tus dedos al escribirla.

G -Es fundamental que América recupere esa dignidad, pero no como acto de lealtad arqueológica, ni como una invitación al museo, “vamos a entrar al museo de la historia” yo soy un pésimo visitante de los museos me duermo en todos. Es una invitación a la vida, al asombro de la vida, a la electricidad de la vida. Creo que hay voces que vienen del pasado mas remoto que yo digo nuestro, aunque yo no creo en la cosa biológica de que porcentaje de sangre indígena. En los análisis de sangre todas las sangres son iguales, ¿o hay sangre negra en Haití? Creí que era roja siempre, esos disparates del racismo que tenemos incorporados, tan metidos adentro. Yo siento que los nacidos en América o los que han llegado a América aunque no hallan nacido en ella, la han adoptado como tierra propia que la aman porque se sienten queridos por ella. Tenemos un pasado a rescatar, una herencia a rescatar que es la mas remota, esa herencia que es digna de rescate es un buen alimento, un agua de beber, estamos muy sedientos, este es un mundo sediento que deambula por el desierto loco de sed que no sabe donde ir, y esas voces que suenan desde el pasado mas remoto antiguo nos dan un agüita fresca para beber.

Eduardo Galeano es autor de varios libros, traducidos a mas de veinte lenguas, y de una profusa obra periodística. Fue jefe de redacción del semanario Marcha y director del diario Epoca, ambos de Montevideo. Fundó y dirigió la revista Crisis en Buenos Aires. Ha recibido el premio Casa de las Américas en 1975 y 1978, y el premio Aloa, de los editores daneses, en 1993. La trilogía Memoria del Fuego fue premiada por el Ministerio de Cultura de Uruguay y recibió el American Book Award en 1989.